¡Qué mal queda!

Qué mal quedan unos jóvenes con carrera y bien formados sin trabajo, sin casa, sin pensiones… acampados en la Puerta del Sol por sus derechos. Qué mal queda que las cámaras de vigilancia de la Puerta del Sol graben lo que le está ocurriendo a la sociedad española. Qué mal quedan miles de personas en más de 50 ciudades españolas gritando indignados por un sistema político digno. Qué mal quedan los ciudadanos quejándose de la corrupción que les inunda, en las portadas de los periódicos. Qué mal queda que la sociedad cuestione las funciones básicas de los políticos durante sus propios mítines. Qué mal quedan los moratones en las espaldas de unos chavales como colofón de una campaña electoral. Qué mal queda correr por Gran Vía delante de antidisturbios disparando pelotas de goma a la hora de la salida de los teatros. Qué mal queda gritar que nuestras manos “son nuestras armas” con los brazos en alto frente a la policía mientras los turistas pasean por Madrid. Qué mal queda un contenedor quemado como resumen de toda una queja social.  Qué mal queda pedir un poco de futuro a unos políticos que ya lo tienen.

Que mal queda la represión, la censura, el desalojo de manifestaciones pacíficas, la ignorancia, el silencio… en algo que ellos hacen llamar democracia.

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